Rosa García Ascot nace en Madrid el 8 de Abril de 1902, siendo la tercera y única mujer de cuatro hermanos, en el seno de una familia con grandes inquietudes culturales. Su casa era lugar de celebración, casi a diario, de reuniones de artistas e intelectuales de la época, como Lorca, Buñuel, José Bello o Emilio Prados, además del músico Felipe Pedrell, amigo de la familia.
Comienza muy joven sus estudios musicales de piano con su madre, pianista, y más tarde en el Conservatorio con María Rosendo, etapa en la que compone sus primeras piezas infantiles, a las que ella llama “cositas”, sencillas y armónicas. La revista Feminal le publica en 1916 dos de ellas: Allegro de una sonatina y Escena de la novia y el mendicante. Pero Pedrell, viendo las grandes cualidades que tenía, se ofrece a darle clases en Barcelona, donde él residía habitualmente, aprovechando los viajes que el padre de Rosa realizaba por su trabajo, en los que Rosa comienza a acompañarle para asistir a dichas clases.
Pedrell les recomienda que vayan a ver a Enrique Granados, residente en Madrid, y comienza las clases con él en 1915, pero debido a la trágica muerte de éste en 1916, Pedrell les deriva hacia Manuel de Falla. Éste no admitía discípulos por falta de tiempo, pero al pedírselo su maestro, por quien Falla sentía gran respeto y admiración, accede a ello, convirtiéndose así Rosa en su única alumna y creando una relación muy importante para ella que perduraría hasta la muerte del maestro.
Las clases tuvieron lugar primero en la casa de Falla y después era éste quien se desplazaba a casa de los padres de Rosa.
Pero en 1920 Falla se traslada a vivir a Granada y surge de nuevo el problema de los desplazamientos. Empiezan a ir cada quince días más o menos, pero Falla deja en manos de su hermano Germán, que vivía en Madrid, la enseñanza del piano, y él se centra más en la composición, alternando los desplazamientos de Rosa a Granada con la correspondencia entre ambos, donde sigue dándole consejos. Posteriormente le recomendará a Joaquín Turina como profesor, aunque él sigue supervisando sus trabajos a través de la correspondencia y en los desplazamientos.
En esta etapa compone algunas de sus mejores obras y logra reconocimiento como compositora.
En 1930 varios jóvenes músicos madrileños deciden unirse para dar a conocer la nueva música que se estaba fraguando, teniendo como referencia la iniciada por Falla. Este joven grupo admite a Rosa en él por su valía y afinidad musical pero también como símbolo de modernidad por el hecho de ser mujer. El Grupo, conocido como Grupo de los Ocho de Madrid, quedó integrado finalmente por Ernesto Halffter y su hermano Rodolfo, Juan José Mantecón, Julián Bautista, Fernando Remacha, Salvador Bacarisse, Gustavo Pittaluga y la propia Rosa García Ascot.
En la Residencia de Estudiantes conoce a Jesús Bal y Gay, compositor y musicólogo gallego, encargado de las actividades musicales de la institución. Con él contraería matrimonio en 1933, matrimonio duradero de por vida, aunque sin descendencia.
En 1935, un buen amigo inglés de Falla, Jhon Trend, catedrático de la Universidad de Cambridge, propone a Jesús Bal incorporarse como lector de español en dicha universidad, y allí se traslada el matrimonio, donde permanece tres años. Rosa desarrolló allí una amplia actividad concertística, faceta que ya había iniciado en Madrid, interpretando principalmente las obras de Falla y de los miembros del Grupo de los Ocho. Tuvo también varios alumnos y allí compuso además algunas de sus obras.
Cuando acaba Jesús el lectorado en Cambridge en 1938, deciden ir a México, donde se encontraban otros compatriotas, ya que España estaba en guerra, pero Rosa se queda un año en París para estar con sus padres, que se habían exiliado allí por ser cónsul en esta ciudad uno de sus hermanos. Aprovecha la estancia en la Ciudad de la Luz para trabajar la composición con Nadia Boulanger, gran admiradora de Falla, quien la introduce en la élite musical de la ciudad. Con ella trabaja especialmente el contrapunto y entra en el mundo de las disonancias, además de seguir la corriente impresionista, muy presente en la época y más en el país.
Después de un año en París, Rosa decide reunirse con su marido. Su objetivo era llevarse también a su familia, pero en principio no puede ser y realiza ella sola el viaje en marzo de 1939, acompañada de Jhon Trend. Sus padres y hermanos lo harían unos meses más tarde.
En México Jesús es propuesto para fundar, entre otros, la Casa de España. Allí trabaja como crítico musical en el diario El Universal y como investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Rosa se introduce igualmente en el ambiente cultural del país y sigue su trayectoria como concertista, dando a conocer principalmente la obra de Falla en distintos espacios como el Palacio de las Bellas Artes, la sala Schiefer o el Instituto Anglo-Mexicano de Cultura. En 1965 cuando regresaron a España definitivamente.
Desde su vuelta Rosa tiene también algunos alumnos, entre las que se encuentran las hijas de María Teresa Heredia. Surgió una gran amistad entre ambas, de tal modo que es María Teresa quien se hace cargo de ella durante los últimos años de su vida y más después del fallecimiento de Jesús en 1993, de tal manera que Rosa, al carecer de descendencia, la hace depositaria de toda su obra. Falleció en la residencia de mayores de Torrelaguna el 2 de Mayo de 2002.

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